viernes, 17 de octubre de 2008

2-5 años: Aprender acerca del dinero y su valor

El dinero es parte de nuestra vida diaria y los pequeños nos ven manejarlo constantemente pero aprender qué es el dinero y cómo usarlo de manera apropiada es algo que va a llevarles un tiempo. Los niños en edad preescolar aprenden de manera muy concreta y el dinero es un concepto difícil para ellos pero podemos empezar a introducirlo a través de juegos y experiencias del día a día.

Aprendizaje en vivo Una buena manera de empezar a introducir el concepto del dinero es hacerlo “en vivo.” Cuando estamos usando dinero delante de ellos podemos empezar a explicarles que todas las cosas que compramos tienen un precio y que el dinero es nuestra manera de pagar ese precio. También podemos hablarles del dinero cuando vamos al banco o al cajero automático y explicarles el servicio que ambos nos prestan.

El dinero en nuestras vidas Háblales a tus niños acerca de tu trabajo o el trabajo de tus familiares. Explícales que nos pagan por trabajar y que el dinero de nuestro trabajo paga la comida, ropa y demás gastos de la casa.

Jugar con dinero Los niños procesan toda nueva información y conocimientos a través del juego. Pueden hacer dinero de juguete o hasta comprarlo y jugar a tiendas. Practicar las habilidades de contar, comprar y jugar con el dinero son una manera excelente de ayudar a tu pequeño(a) a comprender su uso. Si hacen su propio dinero, intenta imitar el diseño y tamaño de las monedas y billetes de tu país para que tu pequeña(o) vea su paralelo.

Jugar con dinero es una oportunidad excelente para aprender a contar y aprender matemáticas. Estas son habilidades que están desarrollando los niños en edad preescolar y que van a ser esenciales para que entiendan como funciona el dinero. Aprovechen también para hacer juegos de contar, de clasificar e intercambiar. Una buena herramienta para aprender es un ábaco que permite contar bolitas de diferentes colores. Si tu niño(a) ya no se pone cosas en la boca, puedes darle monedas reales y jugar a contarlas o clasificarlas por su tamaño, color y valor.

Establecer metas Cuando paseen por tiendas, fíjense en lo que vale un objeto que tu pequeño(a) quiera. Al llegar a casa mirar con dinero de mentira o con fichas de colores cuánto dinero necesita para poder comprarlo. Pueden establecer un sistema de recompensas para ir ganando dinero de manera progresiva hasta que tenga la suma total para comprar el objeto deseado. Escoger un objeto barato (no un gran juguete), que pueda conseguir el dinero en un plazo corto de tiempo, así empezará a comprender la idea de ahorrar hacia un fin.

La importancia de presupuestar La autora Teri Cettina en la revista Parents nos recomienda que no les digamos a nuestros hijos que no podemos pagar algo sino que les hablemos de la necesidad de planear nuestros gastos y ponerlos en un presupuesto, así les demostramos que somos nosotros los que estamos en control del dinero y no al revés. Para enseñarles a los niños pequeños a ahorrar y hacer presupuestos, nos recomienda que les demos tres jarras; una para gastar, una para ahorrar y una para ayudar a los demás. Cada semana podemos darle una pequeña cantidad de dinero al niño (algo con lo que la familia pueda estar cómoda y que no represente mucho dinero) Entonces ayudamos al niño(a) a dividir su dinero en ahorro (una proporción más grande), gasto inmediato y ayuda para los demás. Lo que tenga en su jarra de gasto inmediato es algo que puede gastar cuando quiera, lo que hay en la jarra de ahorro puede guardarlo hacia un objetivo que hayn fijado en común y la ayuda para los demás puede ser una donación hacia un proyecto que le interese (ayuda a niños que pasan hambre, a protección de animales, a la iglesia… lo que elija)

También pueden preguntar en su banco si tienen algún material para enseñarles a los niños acerca del dinero, ya que algunos bancos han diseñado juegos y otras actividades.

Protegerles de nuestros problemas y preocupaciones económicas Igual que queremos enseñarles a nuestros pequeños que comprendan el uso del dinero, no queremos abrumarlos con nuestros problemas o preocupaciones económicas. Los niños deben sentirse protegidos por nosotros y no es apropiado explicarles las dificultades financieras que nuestra familia pueda estar pasando.

Si empezamos a darles buenos hábitos de ahorro y de planear sus pequeñas finanzas, les ayudaremos a desarrollar una actitud positiva hacia el dinero que les ayudará durante el resto de su vida.


La Dra. Helena Duch es psicóloga infantil y familiar especializada en trabajar con familias que están planeando, esperando y criando a niños en la primera infancia. La Dra. Helena tiene un doctorado en psicología infantil y escolar de New York University y una maestría en Psicología del Desarrollo Infantil de Columbia University y es licenciada en Psicología Clínica por la Universidad Ramon Llull en Barcelona. Además la Dra. Helena está licenciada como psicóloga en el estado de Nueva York y en España, su país natal.


Fuente: Todobebe.com

martes, 7 de octubre de 2008

18-24 meses: Ayudando a tu niñ@ a manejar la agresión

Dra. Helena Duch, Psy.D


La agresión es una parte normal del desarrollo. Aunque la agresión existe desde que nuestros pequeños son bebes, en general no pensamos que nuestro niñ@ es agresiv@ hasta alrededor de los 2 años cuando le vemos pegar o morder. Hacia los dos años, los niños tienen maneras limitadas de expresar su frustración y no conocen las consecuencias de sus acciones. Nuestra guía en manejar conflictos va a ayudarles a expresarse de manera positiva y disminuir la frecuencia de actos agresivos. ¿Qué podemos hacer para minimizar la agresión?

La importancia de los límites Es muy importante que los niños sepan qué está permitido y qué no lo está, es decir que tengan unos límites muy claros. No pienses en los límites como disciplina sino como tu manera de guiar su comportamiento y enseñarle lo que está bien y lo que no. Una vez hayas decidido qué limites quieres mantener, sé consistente y asegúrate que se cumplen. Los límites ayudan a los niños a sentirse seguros porque saben lo que pueden esperar y predecir en su entorno.

Alternativas positivas Una parte importante de minimizar la agresión va a ser ofrecerle a tu pequeñ@ alternativas para su comportamiento. Cuando tenga un comportamiento agresivo, dile un rotundo “No” y ofrécele una alternativa para expresarse que sea positiva, ya sea decir que está enojado, poner un límite a un compañero o hasta una alternativa más física como dar un golpe a un cojín. Una vez haya pasado el incidente, es bueno que le hables acerca de lo que pasó. Juntos pueden entender qué le hizo sentirse así y hablar de qué puede hacer en otra ocasión. Pero, ¡recuerda! Esto sólo lo podrás hacer cuando haya pasado el incidente ya que en el momento, estará tan enojado que no podrá procesar lo que le dices.

Encuéntrale portándose bien Igual que vas a responder al comportamiento agresivo, es muy importante que le recompenses y elogies por sus comportamientos positivos. Piensa en una balanza e intenta decantar la balanza hacia lo positivo. Si tu pequeño(a) recibe elogios por su comportamiento positivo (como compartir, ayudar, expresarse con palabras) pasará más tiempo haciendo estas conductas que las agresivas. Por la contra, si sólo recibe atención por sus comportamientos negativos, hará más de estos. Aunque parezca mentira, los pequeños disfrutan de la atención del adulto, ya sea la positiva (con elogios) o la negativa (cuando le regañan) Si reciben más de la negativa, probablemente continuarán haciendo los comportamientos negativos porque despiertan atención.

Enséñale las consecuencias de sus actos Ayuda a tu pequeñ@ a entender las consecuencias de sus actos agresivos. A veces los niños pequeños no saben la fuerza que tienen o el daño que pueden hacer. Por eso es importante ir guiándole y explicándole que ciertos comportamientos tienen consecuencias negativas en los demás. Por ejemplo, “cuando empujas a Lola, le haces daño y después no quiere jugar contigo.”

Usa consecuencias lógicas para disciplinarle. Si en un momento agresivo tira un vaso al suelo, pídele que lo limpie o si tira una pelota contra un compañero, sácalo de la pista de juego. En esta edad la habilidad cognitiva de tus hijos es muy concreta, las consecuencias lógicas le ayudan a entender que los comportamientos tienen consecuencias directas. Evita negociar con ellos en estos momentos, el mensaje que queremos darles es “si haces esto, va a pasar esto.”

Modela comportamientos apropiados Piensa en modelar para ellos maneras no agresivas de resolver problemas. Si cuando les regañamos chillamos o les damos un cachetada (nalgada o bofetada, o cachete), les estamos dando el mensaje que es así como resolvemos problemas. Es más, hay varios estudios que nos han demostrado que los niños que son disciplinados físicamente, tienen más tendencia a ser agresivos. Hemos de probar de mantener la calma y mantenernos firmes en nuestra posición sin perder el control. Igualmente, hemos de modelar formas no agresivas de resolver problemas con nuestra pareja y las personas de nuestro entorno. Si esta es un área de especial dificultad para tu familia, no duden en pedir ayuda a un profesional. Igualmente, a veces la agresión de un pequeño(a) puede necesitar más ayuda de la que les podemos dar como padres. Si estás preocupada(o), habla con tu pediatra.

Observa su comportamiento No te olvides de observar mucho a tu niño(a) Si ves algún patrón de comportamiento que te indique en qué momentos tiene más tendencia a ser agresivo, puedes probar de prevenirlos y ayudarle a manejarlos de otra manera. Ten mucha paciencia y recuerda que todo aprendizaje lleva su tiempo, observando su entorno, aprendiendo de ti y su familia y experimentando con su propio comportamiento.



La Dra. Helena Duch es psicóloga infantil y familiar especializada en trabajar con familias que están planeando, esperando y criando a niños en la primera infancia. La Dra. Helena tiene un doctorado en psicología infantil y escolar de New York University y una maestría en Psicología del Desarrollo Infantil de Columbia University y es licenciada en Psicología Clínica por la Universidad Ramon Llull en Barcelona. Además la Dra. Helena está licenciada como psicóloga en el estado de Nueva York y en España, su país natal.

NOTA: Este artículo es para fines educativos solamente y no reemplaza una consulta médica o psicológica. No debes usar esta información para diagnosticar o tratar un problema de salud o de comportamiento sino consultar a algún médico o profesional de salud mental que te examine en persona y que esté autorizado para practicar su profesión en la localidad donde vives.



Fuente: Todobebe.com

Cuando los niños pegan y reaccionan con violencia

Ethel C. Palaci


A partir de que ya pueden compartir y jugar con otros niños, hay muchos pequeños que comienzan a pegar. Como no se pueden expresar con palabras de la manera deseada, usan la fuerza para hacer valer sus derechos. Estas muestras tempranas de agresividad irán desapareciendo a medida que aprenden a hablar y a manejar sus emociones. Pero, hasta entonces, los niños deben aprender a utilizar otra forma de mostrar su enojo o su desacuerdo.

¿Por qué se comportan así a esta edad?
Por ausencia de lenguaje oral: Al no dominar la comunicación verbal, su forma de mostrar rechazo, frustración, deseo o necesidad es a través de la agresividad, simplemente como una manera de decir qué quieren o qué no quieren, su modo de hacerse entender y de resolver los problemas.

Por falta de límites:Una de las consecuencias de la falta de límites es la baja tolerancia a la frustración. Un niño a quien en casa le dan todo lo que quiere piensa que siempre va a ser así. Cuando se enfrenta a un no, lo más seguro es que tenga una rabieta o cueste aceptar ese límite. Nunca le han negado nada, no conoce el significado de la palabra “no” y es muy difícil entenderlo de repente.
Por problemas con la dentición: Si acaban de salirle los dientes es motivo para que empiece a morder con desesperación, todo lo que tienen cerca, aún el bracito de otro niño.
Por exceso de emoción: Muchas veces lo que acaba pareciendo una agresión, no deja de ser un acto de cariño, aunque algo exagerado. A los chiquitos les encanta darse besos y tocarse, pero a veces esto les pone nerviosos y simplemente se pasan de “cariñitos”. A esta edad aún no tienen control emocional.
Por ser egocéntrico: A esta edad los niños están en un momento evolutivo conocido como el “pensamiento egocéntrico”. Quiere decir que entre muchas otras cosas, son incapaces de ponerse en la piel de los otros. Lo que quieren es “ahora” y no pueden comprender que otro también lo quiera. Lo quieren y listo, y ante la resistencia muerden y pegan.

¿Cómo deben reaccionar los padres si su hij@ pega?
Se entiende que estas conductas agresivas están dentro de lo normal a esta edad, pero es necesario encauzarlas hacia otras formas de relación más adecuadas. La clave está en corregir estos comportamientos con constancia pero sin dureza, evitando en todo momento ofrecerles modelos agresivos.

Fija límites
Explícale las consecuencias de sus actoscon frases sencillas como “haces daño” o “no se pega”. Quizá tarde en entender su significado, pero sí entiende que no apruebas su comportamiento.
Distrae su atención: retírale del conflicto y anímale a cambiar de juego. Es probable que olvide rápidamente el motivo de su disgusto.

Elogia su buen comportamiento: de igual manera como le llamas la atención cuando pega, debes subrayar su buen comportamiento. Los elogios le estimulan y le ayudan a diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
No lo descalifiques: evita decirle frases como: “Eres malo» o “Ya no te quiero”, porque cualquier niño de su edad necesita el amor incondicional de sus padres. Por el contrario, es muy probable que aumente su enfado.

Sé un buen ejemplo: usa técnicas no agresivas para enseñarle las consecuencias de sus acciones y la manera correcta de resolver conflictos. Darle en la manita o en las nalguitas cuando le pega a otro niño es contraproducente, porque el mensaje que le llega es: no se agrede a los demás, pero mis padres sí lo hacen conmigo.



Fuente: Todobebe.com